El descubrimiento de la insulina marcó un hito en el tratamiento de la diabetes, cambiando radicalmente el pronóstico de la enfermedad, disminuyendo drásticamente la mortalidad por cetoacidosis y permitiendo que situaciones como el embarazo o intervenciones quirúrgicas,
pudiesen llevarse a buen fin. La insulina ha supuesto para la diabetes, algo similar a la aparición de los antibióticos para las enfermedades infecciosas.
La referencia más antigua que conocemos acerca de la enfermedad se encuentra en el papiro de Ebers, escrito 1.550 años antes de nuestra era. Galeno en el sigolo II interpreta que la diabetes es producida por una enfermedad del riñón. También en este siglo es de destacar la aparición de Areteo, así como los intentos de impedir la micción y retener líquidos como pautas de tratamiento.
1400 años más tarde, Thomas Willis (s. XVII), detectó el sabor dulce de la orina, y aproximadamente un siglo después, Mathew Dobson demostró la presencia de azúcar en la orina de los diabéticos, la cual procedía de la sangre.
Minkowski y Von Mering en 1889 consiguen desarrollar la diabetes de forma experimental tras la pancreatectomía total a un perro. Sus hallazgos sugirieron que el páncreas, produce algo, cuya carencia induce a la enfermedad. En 1897 Bayliss y Starling habían introducido el término hormona y formularon el concepto de mensajero químico y Schaffer aplicó el término "insulina" a la aún hipotética hormona.
A principios del siglo XX se intentó el aislamiento del principios activo contenido en el páncreas, intentos frustrados en la mayoría de los casos, hasta que en 1921 los trabajos de Paulesco comprueban experimentalmente que la inyección de extractos pancreáticos es capaz de hacer regresar los síntomas que aparecían en animales de experimentación tras la pancretectomía.
A pesar de que todo demuestra que Paulesco fue el primero en aislar el principio activo, sin embargo fueron Banting y Best, quienes llegaron a aislar y a emplear la insulina en el tratamiento, primero de un perro con diabetes y a continuación, en un ser humano.
Sería Leonard Thompson, un joven diabético de 14 años la primera persona que recibiera en 1922 la administración por inyección de un extracto pancreático, mejorando considerablemente.
El impacto inicial fue extraordinario, realizándose durante 1922 cerca de 10.000 experiencias clínicas, lo que llevaría a la comercialización de la insulina un año más tarde y sería en 1923 cuando se iniciaron los tratamientos en España, concretamente en Barcelona por el Dr. Carrasco Formiguera.
La evolución de la terapéutica insulínica nos lleva a través de la purificación del extracto pancreático y de la modificación de su acción por medios físicos y químicos, hasta la actualidad.
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