Durante
mucho tiempo se ha manejado el concepto de “prediabetes” como aquella situación
de predisposición especial a padecer esta alteración (antecedentes familiares
y/o fetos macrosomas) en personas en las que
en un momento determinado no se les encuentra ninguna alteración. Sin
embargo este término está cada vez más en desuso y se utiliza más el de factor
de riesgo.
Una
forma de hacer una detección de la diabetes durante la gestación es la
realización de determinación basal y a las dos horas del desayuno. Si en esta
segunda determinación se sobrepasan los 120 mgrs. habría que realizar una curva
de sobrecarga.
Otra
situación distinta es la mujer diabética que se queda embarazada, aquí el
diagnóstico no es lo importante sino el pronóstico. Englobando estos aspectos
P. White clasificó las gestaciones diabéticas en distintos grupos, y que de forma resumida señalamos a continuación:
TIPO
A: Tolerancia anormal a la glucosa
TIPO
B: Inicio después de los 20 años y menos de 10 años de evolución
TIPO
C: Inicio entre los 10-20 años y menos de 20 años de evolución
TIPO
D: Inicio antes de los 10 y/o más de 20 años de evolución
TIPO
E: Calcificación de las arterias pélvicas
TIPO
F: Asociada a nefropatía
TIPO
R: Asociada a retinitis activa
Aunque
teóricamente el tipo A significa el más leve, sin embargo, desde el punto de
vista sanitario es el más importante puesto que por su incidencia supone el 50%
de todas las diabetes en el embarazo.
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