En
pocos aspectos como en el de la reproducción se han puesto de manifiesto los
progresos que en el manejo de la diabetes se han experimentado en los últimos
años. Al igual que se decía para las pacientes tuberculosas, a la diabética no
hace muchos años se le decía: “Si eres soltera no te cases y si te casas no
tengas hijos…”. Y es que en la historia de la diabetes y embarazo hay que
distinguir con Weingold varias etapas:
-Hasta
1921 la mayoría de las mujeres diabéticas juveniles eran estériles.
-A
partir de 1921 se consigue rebajar la esterelidad al 50%, sin embargo el
proceso reproductivo era muy costoso aún para la mujer y para el hijo.
-Con
la terapia insulínica se han dado tres épocas sucesivas:
a) Descenso de la
mortalidad perinatal al 30% simplemente por el empleo sistemático de la
insulina sin tener en cuenta otras medidas obstétricas.
b) Cuando además de la
insulina se propició la interrupción sistemática del embarazo entonces la
mortalidad perinatal bajó al 15%.
c) En la actualidad, y
desde los años 80, se propicia un tratamiento obstétrico individualizado
dependiendo del control metabólico de la paciente y de las pruebas de bienestar
fetal.
Esta
situación de progreso indudable nos plantea desde el punto de vista sanitario y
poblacional cuestiones importantes, como son la progresiva “diabetización” de
la especie humana.
En
el embarazo normal se habla de una situación de “inanición acelerada” a la hora
de comprender los cambios metabólicos que suceden durante la gestación. Estos
se pueden resumir en:
-Disminución
de los niveles de glucemia en ayunas
-Antagonismo
periférico de la insulina
-Respuesta
hiperinsulinémica a la glucosa
-Descenso
del umbral renal a la glucosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario