Aunque los fabricantes recomiendan almacenar la insulina en frío, la inyección de insulina fría puede, algunas veces, resultar dolorosa. Por lo tanto, es conveniente sacarla de la nevera unos minutos antes para que pierda frío y calentarla un poco entre las manos para transmitirle nuestro calor. Cuando ya sentimos que tiene la misma temperatura que nuestra mano, procedemos a inyectar.
No debemos guardar la insulina a temperaturas extremas: nunca en el congelador o a la luz directa del sol, porque se dañaría.
Esta imágen fue obtenida de Internet y por lo tanto, propiedad de sus respectivos autores. |
Pequeño y portable refrigerador de la insulina para mantenerla en las condiciones óptimas
No hay comentarios:
Publicar un comentario